La vida después del trabajo: El proyecto más largo de todos


Desde que salí de la universidad, me ha acompañado una pregunta que, aunque suene lejana, siempre ha estado presente:
¿Cómo quiero envejecer?
No se trata solo de si voy a tener suficientes recursos, sino de cómo quiero vivir esa etapa: con qué salud, libertad y opciones. Aunque en ese momento recién estaba recibiendo mi primer sueldo, empecé a preparar esa etapa sin darme cuenta: cuidando mi salud, buscando hobbies, haciendo deporte (ocasionalmente) y tomando decisiones financieras con visión de futuro.
Porque aunque en cada etapa de la vida enfrentamos distintos desafíos —como independizarnos, formar o no una familia, o proyectar una carrera profesional— todos terminan convergiendo en una pregunta clave:
¿Qué vida quiero tener cuando ya no trabaje todos los días? y es algo de lo que deberíamos ocuparnos y no preocuparnos.La jubilación es otra vida entera
En Chile, la edad legal de jubilación es de 60 años para mujeres y 65 para hombres. Pero la realidad es más flexible: muchas personas se jubilan antes, si logran financiar una pensión anticipada, o siguen trabajando después, buscando una pensión más alta, porque disfrutan de lo que hacen, o simplemente por necesidad ya que su pensión no alcanza.
Y no es para menos: la jubilación puede durar perfectamente entre 20 y 30 años. Según datos oficiales, la expectativa de vida en Chile es una de las más altas de América Latina, con un promedio general de 81 años:
- 83,5 años en mujeres
- 79 años en hombres
Pero no solo importa cuántos años viviremos, sino cómo los viviremos. La salud es el activo más subestimado. Porque una rodilla en buen estado vale más que cualquier APV (y no paga impuestos).
La llamada “expectativa de vida saludable” —es decir, los años que podemos esperar vivir en buena condición física y mental— ronda solo los 67-68 años. Eso significa que podrías pasar más de una década de tu vida necesitando apoyo financiero y médico, incluso si ya no trabajas.

Y para darle una vuelta más humana a todo esto, hay una película que ilustra perfecto este nuevo enfoque de la vejez activa: The Intern ("Pasante de Moda"). Dirigida por Nancy Meyers —mi directora favorita, permítanme decir—, muestra a Robert De Niro como un viudo jubilado que entra como pasante a una startup liderada por Anne Hathaway. Más allá de los chistes, la película rompe el estereotipo del adulto mayor pasivo: muestra que se puede seguir aprendiendo, aportando, y sobre todo, viviendo con sentido. Porque jubilarse no es dejar de tener propósito, es redefinirlo.
Chile está envejeciendo, y rápido
En 2022, el 18,1% de la población chilena tenía 60 años o más. Pero las proyecciones son claras: para 2050, uno de cada tres chilenos será adulto mayor. Más del 30% de la población total.
Y el índice de envejecimiento —que compara cuántos adultos mayores hay por cada niño y adolescente— ya se acerca a 100 en regiones como Valparaíso y Ñuble, lo que quiere decir que estamos a punto de tener tantos adultos mayores como menores de 14 años.
Esta tendencia no es solo chilena. Latinoamérica está envejeciendo más rápido que cualquier otra región del mundo. Según datos de CEPAL y la ONU, para 2050 habrá más de 193 millones de personas mayores de 60 años en América Latina y el Caribe, más del 25% de su población total. Y en países como Brasil, Uruguay y Costa Rica, los adultos mayores ya superan el 15% de la población. El desafío es claro: nuestros sistemas previsionales y sanitarios no están preparados para sostener este cambio demográfico a gran escala.
Hoy, la mayoría de los chilenos depende casi por completo de su AFP y, en menor medida, de la Pensión Garantizada Universal (PGU). Pero la tasa de reemplazo —es decir, el porcentaje del último sueldo que se recibe como pensión— ha sido históricamente baja.
¿El resultado? Muchos jubilados ven su ingreso mensual reducido en un 40% o más respecto a lo que ganaban antes.
¿Y qué pasa con la planificación?
La verdad es que muy pocos chilenos tienen un plan financiero para la jubilación que vaya más allá del sistema obligatorio, y eso no siempre es por falta de dinero. Muchas veces es por falta de conciencia o acceso a buenas herramientas.
Aún así, hay un segmento de la población —generalmente quienes tienen mayores ingresos o más educación financiera— que recurre a instrumentos complementarios como ahorros voluntarios (APV), fondos mutuos, seguros con ahorro, e inversiones en bienes raíces o deuda privada.
El problema es que este grupo es reducido. La gran mayoría no se está preparando activamente, y eso genera un riesgo enorme: vivir una jubilación sin independencia financiera.
Entonces, ¿cómo se planifica esta etapa?
- Construye un portafolio que genere ingresos, no solo valor.
- Redefine lo que significa seguridad.
- Piensa en tu legado.
- Cuida tu salud como parte de tu plan financiero.
- Diseña esa etapa con intención, no con resignación.
Tener plata en una cuenta no basta. Lo que importa es que tus activos trabajen por ti: propiedades en arriendo, fondos con dividendos, deuda privada. Necesitas flujos, no solo patrimonio.
No es tener todo en depósitos a plazo. Es tener activos diversificados, con distintas fuentes de ingreso, que te acompañen incluso si no trabajas nunca más.
No solo en cuánto dejas, sino en qué enseñas. Parte de tu jubilación puede incluir traspaso de riqueza intergeneracional: en conocimientos, hábitos, estructuras financieras. Educar a tus hijos o seres queridos sobre inversión es tan valioso como dejarles un inmueble.
Si vas a vivir 20 o 30 años más, que sean con energía. La salud es el activo más infravalorado del portafolio.
¿Quieres viajar? ¿Seguir trabajando de forma parcial? ¿Tener tiempo para tus hobbies? Tus decisiones de hoy deben sostener tu estilo de vida de mañana.
Ya tengo ahorros, ¿y ahora qué?
Si ya tienes algo ahorrado en un depósito a plazo, genial. Ese primer paso importa. Pero también es importante entender que el depósito a plazo protege, no multiplica. El siguiente paso natural es invertir para hacer crecer tu dinero y construir ingresos futuros sostenibles.
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Invertir no es solo una estrategia de crecimiento: es una herramienta para diseñar la vida que quieres vivir cuando el trabajo ya no sea el centro.
No es miedo. Es anticipación.
Hablar de jubilación no es pesimismo, es responsabilidad. Y no se trata solo de "si tendrás suficiente": se trata de cómo vas a vivir, y por cuánto tiempo vas a necesitar sostenerte.
En una sociedad que envejece rápido y donde la pensión muchas veces no alcanza, planificar tu futuro financiero ya no es una opción: es una necesidad.
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Escrito por
Sofía Maruri
Creadora de experiencias que integran visión y rigor, fortaleciendo el camino hacia inversiones inteligentes.