
Más allá de los números: Por qué tu cerebro y tu edad son tus mayores aliados (o enemigos) al invertir
Cada mes haces lo correcto. Recibes tu sueldo, pagas tus cuentas y guardas una parte. Ahorras. ¿Y ahora qué? ¿qué haces con ese capital, cuál es tu objetivo?
La mayoría de las personas se queda ahí, sin saber que el mayor desafío no es acumular, sino hacerlo crecer. De hecho, según el último estudio realizado por AFP Capital, solo el 16% de las personas encuestadas en Chile afirmaron que invierten, la mayoría siendo hombres jóvenes de segmentos socioeconómicos altos e independientes. La transición del ahorro a la inversión es un salto crucial, pero generalmente se ve como un territorio ajeno y complejo. Sin embargo, este proceso está más ligado a nuestras emociones y a nuestra etapa de vida que a un gráfico bursátil.
El fundamento de la riqueza personal: del ahorro a la inversión 🤝
La construcción de la riqueza personal se fundamenta en dos pilares interconectados: el ahorro y la inversión. El ahorro es la acción de destinar una parte de los ingresos, renunciando al consumo presente, para disponer de ese capital en el futuro. Su propósito principal es la seguridad financiera, permitiéndote enfrentar emergencias o adquirir bienes duraderos con un riesgo mínimo. Sin embargo, el ahorro en efectivo o en cuentas con bajas tasas de interés tiene un enemigo silencioso: la inflación.
En contraste, la inversión es el proceso de "poner el dinero a trabajar" para que genere ganancias adicionales a lo largo del tiempo. Implica destinar recursos a proyectos, negocios o instrumentos financieros con la expectativa de obtener una rentabilidad futura. A diferencia del ahorro, la inversión conlleva un riesgo inherente. Es precisamente este riesgo el que desbloquea el potencial para rendimientos significativamente más altos que los que se obtendrían con el simple acto de ahorrar.
El imperativo del ahorro: la base de la pirámide financiera
Antes de aventurarte en el mundo de la inversión, debes construir una base financiera sólida, y el pilar de esa base es el fondo de emergencia específicamente destinado a cubrir gastos inesperados, como facturas médicas o la pérdida de un trabajo estable. La recomendación general es acumular al menos de 3 a 6 meses de gastos básicos cubiertos en una cuenta de ahorros de alta liquidez.
Sin esta red de seguridad, estaríamos obligados a recurrir a deudas con altas tasas de interés o, peor aún, a vender activos a precios bajos durante una recesión económica, materializando una pérdida que de otro modo podría haberse recuperado. Esta venta forzosa, impulsada por la necesidad, es un acto de "vender en pánico" que anula los beneficios de una estrategia de inversión a largo plazo.
El cerebro detrás de la cartera: las trampas que nos jugamos 🧠
El éxito financiero no depende únicamente de las matemáticas y la economía; la psicología juega un papel fundamental en la toma de decisiones. Un sesgo cognitivo es un error inconsciente en el pensamiento que distorsiona el juicio y afecta la racionalidad. Uno de los más estudiados es la aversión a la pérdida, un fenómeno en el que el dolor de una pérdida se siente con una intensidad mucho mayor que el placer de una ganancia equivalente. Esta aversión puede llevar a comportamientos irracionales, como el miedo a invertir o la tendencia a aferrarse a inversiones perdedoras para evitar el dolor de reconocer el error.
Otro sesgo común es el efecto manada, la tendencia a tomar decisiones financieras basándose en las acciones de la mayoría, en lugar de realizar un análisis independiente. Este comportamiento es particularmente peligroso en los mercados, donde puede generar burbujas especulativas y colapsos repentinos. Entender estos sesgos es el primer paso para combatirlos. Como dicen los expertos, “la preparación mata al miedo”.
El factor edad: tu perfil de inversión no es estático 📈
Tu estrategia de inversión no debe ser una talla única. Lo que funciona a los 25 no es lo que necesitas a los 55. El horizonte temporal, es decir, el tiempo que tienes por delante hasta necesitar el dinero, es un factor clave que determina tu tolerancia al riesgo.
- Los 20s: El poder del tiempo:A esta edad, el objetivo principal es acumular capital, liquidar deudas de estudio y construir un fondo de emergencia. Tu principal aliado es el interés compuesto. Incluso con montos pequeños, puedes empezar a invertir y aprovechar el crecimiento exponencial a lo largo de varias décadas. Una asignación agresiva de activos, con un 70% a 80% en acciones, es viable, ya que tienes tiempo para recuperarte de cualquier caída del mercado.
- Los 30s y 40s: Consolidación y diversificación En esta etapa, las prioridades cambian: hipotecas, familia, y la planificación para la educación de los hijos. El enfoque se centra en pagar deudas con altos intereses y maximizar las contribuciones a planes de retiro. Tu perfil de riesgo se vuelve más moderado para proteger el capital ya acumulado, con una asignación sugerida de 60% a 70% en acciones.
- Los 50s y más allá: A medida que te acercas a la jubilación, la estrategia debe ser conservadora. Una pérdida significativa ahora podría ser catastrófica y difícil de recuperar. La prioridad es proteger lo que has construido, con un perfil de riesgo bajo que prioriza los bonos y otros activos estables. Una regla empírica utilizada para guiar esta asignación es la "Regla 120", que indica que el porcentaje de la cartera en renta variable debe ser "120 menos tu edad".
La triple conexión: unir la psicología y la edad 🤝
El verdadero desafío es aplicar la razón en un entorno dominado por las emociones. Los sesgos cognitivos no desaparecen con la edad; de hecho, pueden manifestarse de maneras distintas. A los 20, la avaricia y el FOMO podrían llevarte a tomar riesgos innecesarios. A los 50, la aversión a la pérdida puede hacerte dudar de un plan de jubilación sólido y llevarte a decisiones impulsivas para evitar una supuesta pérdida.
La educación financiera es la única "vacuna" que te permite reconocer y neutralizar estos sesgos en cada etapa de tu vida. Al tener una estrategia clara y a largo plazo, el inversor puede evitar las decisiones impulsivas, no dejándose llevar por el pánico de una caída del mercado o la euforia de una burbuja.
De la teoría a la práctica: Wbuild, el camino hacia una inversión informada
El camino hacia el crecimiento de tu patrimonio no es solo un juego de números. Tu cerebro, tu edad y la inflación son fuerzas poderosas que pueden sabotear tu progreso si no los entiendes. Al evitar el riesgo de invertir, te expones a la pérdida de poder adquisitivo, la paradoja de la aversión al riesgo.
Si bien las inversiones tradicionales pueden ser un buen punto de partida, los grandes capitales invierten en activos tangibles y estables, como el capital privado en bienes raíces. Esto es porque este tipo de activos ofrece estabilidad y resistencia ante la incertidumbre financiera, a diferencia de las acciones, que pueden caer por pánico generalizado.
Históricamente, estas oportunidades estaban reservadas para los grandes actores del mercado. En Wbuild, democratizamos este acceso para que tú, al igual que los altos patrimonios, puedas invertir en los mismos proyectos con tickets más accesibles.
Simplificamos el proceso, te acompañamos y te conectamos con el gestor para que esta vez sí puedas acceder a una inversión que brilla por sus fundamentos.
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Escrito por
Sofía Maruri
Creadora de experiencias que integran visión y rigor, fortaleciendo el camino hacia inversiones inteligentes.