
Félix de Vicente: Del negocio de las puertas a liderar la economía de Chile
Desde una pequeña fábrica de puertas hasta el Ministerio de Economía. Desde cosechar limones en una parcela familiar hasta liderar ProChile y proyectar la imagen de un país en el extranjero.
La historia de Félix de Vicente es una mezcla de intuición empresarial, resiliencia frente a las crisis y una pasión que, según él mismo, es el verdadero motor de cualquier proyecto.
En esta conversación para WClub by Wbuild, Félix recorre décadas de trabajo, desafíos, fracasos y reinvenciones. Una historia que, como él mismo dice, “parece la de cinco vidas distintas en una”.
“No tenía plan B, así que encontré la forma de hacerlo funcionar”
Félix estudió Ingeniería Comercial en la Universidad de Chile, pero el camino no fue directo. Pese a su dislexia, destacó en matemáticas y, tras un año en Ingeniería Civil en la Católica, logró entrar a la carrera que realmente quería. Allí, además de formarse, fue presidente del centro de alumnos y aprendió a moverse en entornos diversos.
Su vida laboral comenzó con Alfredo Moreno en Telemercado Europa, donde ayudó a revertir pérdidas en solo tres meses. Luego llegó la fábrica de plásticos familiar, que asumió por motivos de salud de su padre. Y antes incluso de terminar la universidad, ya había iniciado su primer emprendimiento: arrendar y explotar una parcela para exportar peras y limones.
Cuando una puerta se abre… y cambia toda una carrera
La oportunidad surgió de manera inesperada: su suegro le propuso comprar juntos una fábrica de puertas. Félix aceptó, pero antes decidió viajar a Estados Unidos para aprender el oficio desde dentro. Trabajó en una planta con inmigrantes mexicanos, entendió el negocio y volvió decidido a innovar.
El cambio clave fue ofrecer puertas a medida, algo que los grandes no hacían, y cobrar un 40% más por ello. En cuatro años, la empresa tenía el 70% del mercado.
La fórmula: calidad, personalización y un ojo atento a las oportunidades.
“Cuando uno tiene algo en la cabeza, un foco, un sueño… le busca por un lado y por otro”.
De un fracaso empresarial a la cocina de todos los chilenos
Después de vender su participación en el negocio de las puertas, Félix entró a una empresa que importaba termos y equipos de cocina. El proyecto fracasó y terminó con deudas. Pero en el inventario vio una oportunidad: vender electrodomésticos a constructores que ya lo conocían del negocio anterior.
Así nació Kitchen Center. Al inicio con la marca española Fagor, y luego con diseños propios adaptados al mercado chileno. Cambió medidas para que encajaran en muebles locales, mejoró materiales y cuidó el diseño. El resultado: liderazgo absoluto en su segmento.
“Hoy tenemos un desarrollo de productos que no tiene nada que envidiarle a las mejores marcas europeas”.
Del showroom al gabinete ministerial
En 2010, Alfredo Moreno lo llamó para sumarse al sector público como Director de ProChile. En pocos meses, multiplicó las actividades internacionales, mejoró la presencia de Chile en ferias y ganó premios internacionales de diseño de pabellones.
Su paso fue tan exitoso que luego fue nombrado Ministro de Economía, Fomento y Turismo.
Sin embargo, no todo fue orgullo. La imposibilidad de utilizar los datos del Censo 2012 por razones políticas fue una de sus mayores frustraciones.
“Ojalá lleguen personas de sentido común que busquen el bien del país, no solo intereses políticos”.
“Las oportunidades están… pero ahora hay más competidores que nunca”
Félix cree que el espíritu emprendedor en Chile sigue vivo, pero las condiciones han cambiado. Hay más competencia, más burocracia y más trabas regulatorias. Recuerda el período 2010-2014 como un momento en que el país estaba listo para ser el hub de innovación del Cono Sur, algo que —según él— se frenó con reformas y mensajes que desincentivan la inversión.
También critica la complejidad de permisos y certificaciones que, en sus palabras, “hacen casi imposible que un nuevo competidor entre al mercado”.
Fracasos que enseñan más que el éxito
No todo han sido victorias. Desde un proyecto inmobiliario en Buenos Aires que quedó paralizado por décadas, hasta una empresa de financiamiento automotriz que perdió su respaldo bancario de un día para otro.
Para Félix, cada caída fue también un aprendizaje sobre agilidad, diversificación y persistencia.
“Entre el éxito y el fracaso hay un milímetro de diferencia”.
Pasión: el ingrediente que no se negocia
Más allá de las estrategias y recursos, Félix asegura que la pasión es lo que realmente separa a los que logran sus metas.
“Un emprendedor joven sacrifica su auto, vende la casa… está 24/7 con los ojos abiertos, enfocado en su pasión”.
“El que nace chicharra muere cantando”
Mirando hacia adelante, Félix no planea bajar el ritmo. Seguirá emprendiendo y aportando desde su experiencia, aunque descarta volver al servicio público.
A los jóvenes, les recomienda pasar por ambas veredas —privada y pública— para ampliar su visión y entender mejor el impacto de sus decisiones.
“La pasión y las ganas de hacer bien las cosas son lo que mantiene vivo a uno”.
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